En 1993, muchos activistas de los
grupos de gais y lesbianas dimos un paso reflexivo
importante,
dejando de priorizar
putting aside
las grandes
reivindicaciones
demands
utópicas para entrar en el ruedo
de la realidad: en vez de exigir lo máximo
de golpe
at once
, pasamos a negociar lo posible. Y
así nació
la campaña
the campaign
por una ley de parejas de hecho: razonable, aceptable
por la sociedad y por los diversos
partidos políticos que tenían el mandato de
representarnos.
Durante este tiempo hemos demostrado un
talante dialogante e integrador
a la vez que
while at the same time
nos hemos sentido
respaldados
supported
por las numerosas encuestas publicadas en los
periódicos que siempre se han
mostrado favorables a regular las parejas homosexuales y
heterosexuales no casadas.
En todo este proceso hemos ido
encontrando numerosos obstáculos con nuestros
legisladores, obstáculos que se han ido
solventando gracias a ese carácter conciliador
antes mencionado. Pero, a la hora de los hechos,
y
a nuestro pesar
to our dismay
, siempre hemos tenido enfrente
la negativa del Partido Popular a reconocer que dos personas
del mismo sexo pueden amarse igual
que si son de distinto sexo. Su sistemático voto
negativo a todas las propuestas
presentadas por los demás grupos y su sistemática
estrategia de
dilatación
stalling, delay
de
los trámites
red tape
una vez perdida la votación,
hacen que cada día se aleje más la
posibilidad de conseguir esa ley que
tan fácilmente aceptan los ciudadanos a los que
deberían representar nuestros
parlamentarios.
En esta eterna batalla contra las
dilaciones nos enfrentamos ahora con la nueva
proposición de ley del PP que, por
ser de carácter orgánico, acarrea una
tramitación aún más
larga y que, con toda probabilidad, no dará sus frutos
antes de la disolución de esta legislatura
con lo que el PP habrá conseguido quedar bien y no
aprobar la ley, que -nos tememos- es
su fin último en este tema. Esta afirmación, que
parece un poco atrevida, no lo es
tanto si analizamos los hechos: una de las principales excusas
que puso el PP para oponerse a las
propuestas anteriores fue el excesivo
coste
expense, cost
que para el Estado supondría
cubrir
las prestaciones
benefits, entitlements
a las parejas de hecho contradictoriamente, ahora
proponen una ampliación de
estas prestaciones; ya no sólo serán para parejas
de hecho sino también para
cualquier otra asociación de dos personas sean cuales
sean sus intereses, aumentando
así los costes de la ley, lo que indica poca seriedad en
sus planteamientos. En todo caso
estos costes son asumibles y son sólo una excusa.
Pero es más, incluso en el
hipotético caso de que esta ley fuera
definitivamente aprobada,
guarda
una trampa
a trap
que
frenaría
would put the brake on
el proceso de integración que toda la
sociedad desea para gais y lesbianas
y también la normalización que están
alcanzando las parejas heterosexuales
no casadas.
Fundamentalmente, esta ley
es un desprecio a
is disdainful of
la afectividad de gais y lesbianas,
pues
equipara
it would equate
las relaciones de pareja a un
contrato o un negocio en vez de a los matrimonios,
que es a lo que realmente se parecen; y todo
por la obsesiva negativa a reconocer que dos
personas del mismo sexo pueden amarse; negativa
hipócrita, pues la ley pretende regular
esto mismo pero sin mencionarlo; y
además nos devuelve al de
los tabúes
taboos
: no se puede hablar de relaciones homosexuales
aun cuando éstas sean evidentes y reguladas.
Y aún va más lejos. Al no
reconocerse estas uniones como
familiares
de familia
, todas las políticas de
protección de la familia ignorarán
interesadamente la existencia de otras familias que
no sean el matrimonio; futuros avances, como
por ejemplo la posibilidad de nacionalizar al
compañero/a deuna pareja de hecho; se verían
totalmente
bloqueados
blocked
, recordemos que esto para
los legisladores del PP no es una
familia, tan solo un contrato mercantil. Para
gais y lesbianas, sólo consiguiendo el matrimonio (a lo
que no hemos renunciado), se
podría
alcanzar
achieve
el reconocimiento como
familia, lo cual a las puertas del siglo XXI,
significaría volver a entrar en el
debate de si hay otras familias aparte del matrimonio,
nos parecería
ridículo.
Si finalmente no sale la ley porque a
base de retraso consiguen que se disuelvan las
Cortes antes de que se apruebe la Ley de
Parejas, los ciudadanos y ciudadanas tienen que
tener claro que el PP nos habrá engañado, que
nunca intentó sacar la Ley
it never intended to pass this law
y que sus tácticas
dilatorias han tenido efecto. Los grupos que ahora se unan a
los medidas dilatorias, CiU, PNV o
Coalición Canaria, también serán
responsables del engaño. Esperamos
que se terminen las zancadillas a la regulación.
Nuestros representantes parlamentarios
tienen la responsabilidad de dejar de utilizar
trucos reglamentarios
manipulation of rules
para impedir que salga la
ley que mayoritariamente se desea.
Lo único que le pedimos al PP para
aceptar su ley es que en ella se reconozca lo que
está demandando la sociedad: un nuevo
tipo de uniones familiares que son las parejas de
hecho tanto formadas por dos personas del
mismo como de distinto sexo y que se regulen
éstas sin ambigüedades ni
hipocresías. Muchos parlamentarios ya han hablado
favorablemente en este sentido; si se han
atrevido a decirlo ¿por qué no se atreven a
escribirlo en una ley? La sociedad
española
lleva tiempo esperándolo.
has been waiting for it for a long time